Microrrelato: este género, también llamado microcuento, como la palabra lo indica, es una suerte de cuento microscópico. Sus rasgos esenciales son la brevedad, la concisión y la elipsis. En cuanto a su extensión, no hay un límite específico de palabras, ya que, mientras algunas personas opinan que no debería exceder las 100 palabras, en algunos concursos literarios las bases permiten extenderse hasta las 250 palabras. Debido a su brevedad, no suele cumplir con los tres momentos del cuento: introducción, desarrollo y desenlace, y es frecuente que alguna de estas partes, generalmente la introducción o el desenlace, no se encuentren presentes y deban ser imaginadas por el lector, sirviéndose de la información que contiene el microrrelato.
Al ser tan breves, no suelen incluir más de uno o dos personajes, los cuales, generalmente, no llegan a ser identificados con nombres, ni tampoco por una descripción física o psicológica exhaustiva.
Cuento (o relato): el cuento clásico se caracteriza por constar de tres partes: introducción, desarrollo y desenlace. En cuanto a su extensión, esta se mide en páginas, cuyo límite máximo no debe alcanzar al límite mínimo de la novela corta, que comienza alrededor de las 80 páginas. Gracias a su extensión, el cuento permite que él o los personajes puedan ser perfilados generosamente, aumentando así la sensación de verosimilitud y realismo en los lectores.
Es desafiante el microrrelato. Solía pensar que era facilísimo hasta que participé en un concurso homenaje a Bukowski con un límite de palabras realmente escueto y caí en la cuenta de que no es moco de pavo escribirlo. Buen artículo, Juan Pablo. Saludos.