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El encanto de una trama

Actualizado: 8 ago


Imagen de un escritor trabajando en la creación de una trama literaria, refinando la estructura y esencia del texto, mientras elimina elementos irrelevantes y agrega nuevos para enriquecer la historia. A su alrededor, se ven elementos visuales que representan oraciones cortas, versos musicales y capítulos breves, simbolizando los factores que impulsan la lectura, mientras se enfoca en mantener la trama atractiva y dinámica para el lector.
Cómo Crear una Trama Atractiva: Consejos para Mantener al Lector Enganchado

Ya se trate de una historia prosaica, o de un lienzo de imágenes que coexisten de manera atemporal, puramente descriptiva, como en algunos poemas, una trama debe ser atractiva, en el sentido de tener la capacidad de atraer o, mejor dicho, mantener atraída hacia su contenido a la persona que ha comenzado a leerla, o a quien ya comenzó a interesarse en un libro gracias a la portada o su título.

Oraciones cortas, versos musicales, párrafos de similar extensión, capítulos breves, son factores que impulsan a continuar leyendo un libro. Aunque estos atributos son más bien la corteza de lo escrito. El corazón, o lo más profundo de su contenido, es la trama que imaginamos y queremos trasvasar a un lenguaje escrito. En el fondo, entonces, es donde debe residir su principal atractivo.

El trasfondo que nos reveló la idea, y que nos impulsa a ponerla en palabras, puede estar relacionado con algo del presente, y si nos demoramos en procesarla, es posible que cuando lo hagamos ya no la encontremos tan interesante, al punto de dejar pasar la escritura de algo basado en ella.


Para aumentar su atractivo, podemos comenzar a despojarla de todo lo que nos resulte irrelevante. Pero debemos ser cuidadosos para saber discernir si, lo que pensamos eliminar, sirve o no para una mejor interpretación de los hechos (o la correcta, según el autor). Y, si no hace falta para interpretar un hecho, aún debemos observar si sirve o no para una mejor asimilación de las imágenes literarias.

De una manera más simplificada, de lo que se trata, a fin de cuentas, es de aplicar el criterio para decidir si los elementos en revisión suman atractivo o lo restan.


Luego de haber filtrado así la trama, con un conjunto más minimalista de elementos ahora, es más fácil ver la esencia del mensaje. Y con la esencia identificada, nos toca comenzar a ver cómo le agregamos nuevos elementos, necesarios para dinamizarla y enriquecerla. Eso ya depende en gran medida del tema que estamos tratando y del estilo que elegimos para hacerlo. Asimismo, hay circunstancias que quizá sean comunes a todos los temas y géneros, y que, por esa razón, haya una manera común para resolverlas.


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